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Desde los canales helados de los Países Bajos en el siglo XVII hasta los escenarios olímpicos modernos, el patinaje de velocidad ha sido una disciplina de pura adrenalina y destreza. Con su origen en la necesidad de transporte y recreación sobre hielo, esta disciplina se convirtió en un espectáculo deportivo internacional desde su inclusión en los Juegos Olímpicos de Invierno en 1924. En el patinaje de velocidad, los atletas deben recorrer distancias que van desde los 500 metros hasta los 10,000 metros, desafiando los límites de la resistencia y la técnica en pistas ovaladas. Cada giro y cambio de carril exige precisión milimétrica, y el objetivo es simple: completar la carrera en el menor tiempo posible. ¡Un deporte que combina velocidad, estrategia y control!